La doble excepcionalidad es un término que cada vez toma más relevancia en el ámbito educativo y psicológico. Hace referencia a aquellas personas que presentan, de forma simultánea, altas capacidades intelectuales y alguna neurodivergencia, como el Trastorno del Espectro Autista (TEA). Este perfil puede pasar desapercibido o malinterpretarse, lo que complica su detección y atención adecuada.
En este artículo te explico en qué consiste este perfil doblemente excepcional, cómo identificarlo y qué claves tener en cuenta para su evaluación e intervención: Doble Excepcionalidad: Altas Capacidades y TEA.
¿Qué es la doble excepcionalidad?
La doble excepcionalidad se refiere a la coexistencia de un talento o capacidad superior a la media (como en el caso de las altas capacidades) junto a una dificultad o condición del neurodesarrollo, como el TEA, TDAH o dislexia, entre otras. en el sistema educativo tradicional, lo que puede generar frustración tanto en ellos como en sus familias o docentes.
Cómo se manifiesta la doble excepcionalidad en altas capacidades y TEA
La combinación de altas capacidades intelectuales con rasgos del espectro autista puede generar un perfil muy particular. Algunas señales que pueden hacer sospechar de una doble excepcionalidad son:
- Alta habilidad en áreas específicas (como matemáticas, música, lenguaje o memoria).
- Intereses intensos y profundos, a veces restringidos a ciertos temas.
- Dificultades en la interacción social o en la interpretación de normas sociales.
- Habilidades verbales desarrolladas, pero con dificultades en la comunicación pragmática.
- Necesidad de rutinas o resistencia al cambio.
- Elevada sensibilidad sensorial o emocional.
Este perfil puede generar contradicciones en el entorno educativo o familiar: se espera mucho por su inteligencia, pero las dificultades sociales o emocionales interfieren en su adaptación y rendimiento global.
¿Por qué es difícil detectar la doble excepcionalidad?
Detectar la doble excepcionalidad no siempre es sencillo. En ocasiones, las altas capacidades “compensan” las dificultades del TEA, ocultando parte de los síntomas. En otras, ocurre lo contrario: las características del trastorno autista tapan el potencial intelectual, y se asume erróneamente que no existe alta capacidad.
Por eso es fundamental realizar una evaluación psicológica completa y especializada, que contemple tanto los indicadores de altas capacidades como los criterios diagnósticos del TEA.
Importancia de una evaluación adecuada en Doble Excepcionalidad
Un diagnóstico certero permite comprender las necesidades reales del niño o adolescente y ofrecerle apoyos ajustados. En la evaluación deben incluirse:
- Pruebas de inteligencia que exploren distintas áreas cognitivas.
- Entrevistas clínicas con la familia y el entorno escolar.
- Instrumentos específicos para detectar rasgos del espectro autista.
- Observación directa del comportamiento.
Desde mi experiencia como psicóloga, sé que cada perfil de doble excepcionalidad es único, y por eso el acompañamiento debe ser individualizado y respetuoso con sus fortalezas y necesidades.
¿Qué hacer si sospechas de doble excepcionalidad?
Si sospechas que tu hijo o alumno puede tener altas capacidades y, a la vez, presentar rasgos compatibles con el TEA, es importante consultar con un/a profesional especializado/a en evaluación psicopedagógica.
Una intervención temprana y ajustada mejora notablemente su bienestar emocional, social y académico.
Doble excepcionalidad en adultos
En la vida adulta, la doble excepcionalidad puede pasar desapercibida durante años. Algunas señales que pueden indicar que estás ante un caso de doble excepcionalidad en adultos son:
- Dificultad para mantener la atención en tareas repetitivas, a pesar de destacar en otras áreas complejas.
- Sensación constante de frustración o infravaloración en el entorno laboral o social.
- Alto nivel de creatividad, pensamiento crítico o intuición, combinado con ansiedad, estrés o inseguridad.
- Historial académico o laboral irregular, con picos de rendimiento y etapas de bloqueo.
Muchas de estas personas han vivido con un diagnóstico parcial o incluso sin diagnóstico, lo que puede afectar su autoestima y generar sensación de desajuste.
