La doble excepcionalidad es un término que describe a aquellas personas que combinan un talento intelectual excepcional con alguna dificultad del neurodesarrollo. En este caso, nos centraremos en el perfil que une altas capacidades con características del síndrome de Asperger, hoy en día integrado dentro del Trastorno del Espectro Autista (TEA) según los criterios diagnósticos actuales.
Este perfil puede pasar desapercibido o confundirse con otros, lo que hace fundamental una evaluación y comprensión profunda.
¿Qué es el síndrome de Asperger?
El síndrome de Asperger se engloba actualmente dentro del espectro autista, y hace referencia a personas con un desarrollo del lenguaje funcional, pero con dificultades en la comunicación social, rigidez de pensamiento e intereses específicos muy intensos.
Cuando se combina con altas capacidades, aparece un perfil único que puede destacar por su brillantez intelectual y, al mismo tiempo, tener dificultades para adaptarse social o emocionalmente al entorno.
¿Cómo se manifiesta la doble excepcionalidad en Asperger y altas capacidades?
Las personas con este tipo de doble excepcionalidad suelen mostrar un alto rendimiento en áreas específicas, junto a características típicas del espectro autista. Algunos rasgos frecuentes son:
- Gran capacidad de memorización y pensamiento lógico.
- Intereses muy intensos y focalizados en determinados temas.
- Lenguaje formal, elaborado o incluso pedante.
- Dificultades para entender las reglas sociales implícitas.
- Alta sensibilidad sensorial o emocional.
- Necesidad de rutinas o resistencia al cambio.
- Dificultades en la gestión emocional y la empatía cognitiva.
Es habitual que se les perciba como «brillantes pero excéntricos», lo que puede provocar aislamiento social o problemas de autoestima si no se les comprende adecuadamente.
¿Por qué es importante identificar este perfil de doble excepcionalidad y Asperger?
La doble excepcionalidad en Asperger y altas capacidades puede pasar inadvertida durante años. Muchas veces, sus habilidades intelectuales enmascaran las dificultades sociales, o viceversa. Esto puede generar un diagnóstico tardío o erróneo, e incluso intervenciones mal enfocadas.
Reconocer ambos aspectos del perfil es fundamental para:
- Evitar la frustración derivada de la incomprensión.
- Ajustar las expectativas educativas y familiares.
- Brindar estrategias específicas para desarrollar su potencial sin descuidar su bienestar emocional.
Evaluación e intervención en doble excepcionalidad
Una buena evaluación de doble excepcionalidad debe incluir:
- Pruebas de inteligencia que exploren distintas áreas del funcionamiento cognitivo.
- Cuestionarios y entrevistas clínicas con familia y profesorado.
- Evaluación específica del TDAH (atención sostenida, impulsividad, funciones ejecutivas).
- Observación del entorno escolar y familiar.
Desde mi experiencia como psicóloga, una intervención eficaz se basa en dos pilares: estimular el talento y acompañar las dificultades. Esto incluye estrategias para mejorar la planificación, la atención, la autorregulación emocional y también adaptaciones educativas que permitan desplegar todo el potencial intelectual.
¿Cómo acompañar a una persona con Asperger y altas capacidades?
El acompañamiento debe ser individualizado, integrando:
- Estímulo intelectual en áreas de interés.
- Entrenamiento en habilidades sociales y regulación emocional.
- Estrategias para mejorar la flexibilidad y adaptación a cambios.
- Espacios seguros donde puedan expresarse sin sentirse juzgados.
En el entorno escolar, es importante evitar la sobre exigencia o la subestimación. Necesitan un apoyo equilibrado, que respete su ritmo y personalidad.